miércoles, 15 de octubre de 2014

Un Testimonio de la Marginación

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Las casas son de lodo, no tienen paredes de material. Los techos son de lámina si bien les va, pero la mayoría son de paja o de palma. Estas son algunas de las múltiples carencias que atraviesan la mayoría de las familias que viven en "El Ranchito", un pueblito ubicado en la sindicatura de Mochicahui, perteneciente al municipio del Fuerte, Sinaloa.

El grado de marginación en el Fuerte es de nivel medio, está catalogado como el noveno municipio con más pobreza del Estado, no obstante la situación que se vive en el pueblo es alarmante y un ejemplo perfecto de que la realidad supera a la ficción.

"El Ranchito" es habitado por aproximadamente 774 personas, de cuales 412 son hombres y 362 femeninas.

La vida en el lugar no varía mucho de lo que podemos ver en las tantas películas que retratan la pobreza en los pueblos margiandos. Los niños juegan en el patio, se revuelcan en la tierra y las piedras y palos son su único juguete. Se divierten mientras las mujeres cocinan. Los caldos son clásicos. Entre más agua tengan, mejor. Que rindan los frijoles es primordial. El hombre de la casa llega con un marcado optimismo. Saluda y besa a la mujer. Se va al monte a cortar palmas para reforzar el techo de la casa.

Doña María ha vivido en "El Ranchito" toda su vida. Tiene 40 años, es esposa de Jesús y tiene 5 hijos. El más joven de 12 años tiene dengue hemorrágico. Tuvieron que ir a Mochicahui para que lo atendieran debido a lo grave que se encontraba. El dengue es un problema para las familias de la comunidad que ven como la enfermedad se convierte en una epidemia por la falta de fumigación.

Sus problemas continúan. Esta temporada sufren por las lluvias. En invierno por las heladas. Sin embargo año tras año, han aprendido a prepararse para sufrir los menores daños posibles ante las tormentas. Excepto en circunstancias extraordinarias en las que han tenido que acudir a albergues temporales. Es un tema interesante y la cuestionamos sobre la ayuda que reciben del gobierno. Le preguntamos si son apoyados por algún programa como Oportunidades o si han escuchado hablar de la cruzada contra el hambre.

Doña María dice que nunca ha recibido una visita de representantes de alguna dependencia que se encargue de apoyar a las familias menos favorecidas. SEDESOL visita Mochicahui, pero nunca llega al Ranchito. Los cinco hijos de Doña Mary se dedican al campo. Ganan entre $70 y $90 diarios. $120 si bien les va.

De esta forma la situación no es muy alentadora para las familias que ven pasar sus días entre miles de carencias y falta de oportunidades para vivir de forma digna.

Trabajo de investigación realizado por alumnos de Ciencias de la Comunicación, en la asignatura de  Producción de Proyectos Audiovisuales.
Francisco Javier Lara Santillanez 
Gerardo Fernández Noris 
Kenia Gomez Moreno 
Jhordan Gonzalez Estrada

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