jueves, 12 de febrero de 2015
La 'Generación Z', una pantalla total
AFP / Patrick Hertzog
¿Velocidad? Sí. ¿Paciencia? No. ¿Redes sociales? Sí. ¿Libros? No. ¿Ambición? Sí. ¿Obediencia? No. ¿Videojuegos? Sí. ¿Deportes? No. Ojo con la 'Generación Z', con prisas, pragmática, autónoma y testaruda.
Esos 2.000 millones de jóvenes nacidos después de 1995, con internet, están decididos a construirse una vida alejada de los códigos y de las aspiraciones de sus mayores. Son "mutantes", como los llaman algunos investigadores. fascinados por su fusión con el mundo digital.
- Su día a día -
Navegan en varias pantallas y están acostumbrados al "todo, ahora mismo, en todas partes". Les resulta normal pagar mucho dinero por el último teléfono inteligente, pero también conseguir gratuitamente películas y música en internet.
Los códigos de los adultos les parecen desfasados, les gustan las marcas "rebeldes" y se informan, sobre todo, a través de las redes sociales, comprueban estudios realizados en Europa y Estados Unidos por grandes compañías, como BNP y Ford, que quieren entender a sus futuros clientes.
Esos jóvenes, de entre 13 y 20 años, se consideran abiertos de mente e innovadores, pero reconocen que son impacientes y testarudos.
Adoptan las modas que se propagan por internet en todo el planeta, desde los taquillazos estadounidenses como 'Los juegos del hambre' o 'Divergente', hasta el K-Pop coreano. Su vocabulario está lleno de acrónimos y de anglicismos.
Sus ídolos son estrellas de internet, como el sueco PewDiePie, comentarista de videojuegos que tiene más de 30 millones de seguidores en YouTube.
- Sus amigos -
Sus amigos de las redes sociales son tan importantes como los de la vida real y a veces acaban conociéndose en persona.
Desde los 16 años, incluso antes, frecuentan las páginas de contactos. Más de la mitad de los Z considera que la auténtica vida social transcurre en las redes sociales, donde el 84% tiene una cuenta registrada, según una encuesta de la agencia estadounidense JWT. Para ellos, es más sencillo chatear que hablar.
- Sus conocimientos -
Sus padres no les podían ayudar con las nuevas tecnologías, así que se acostumbraron a los tutoriales en YouTube, a ser autodidactas. Integraron "el autoaprendizaje permanente".
Han visto caducar varias tecnologías como los viejos reproductores de vídeo, relegados al mundo de las reliquias junto a las radios, los CD o DVD. Ahora, todo se hace en la red, donde ven cualquier cosa, incluidas la violencia y la pornografía.
- Sus pantallas -
Pasan más de tres horas diarias ante sus pantallas, según el gabinete estadounidense de estudios Sparks and Honey. Padecen 'FOMO' ('Fear of missing out'), el miedo a perderse algo, y odian la idea de no estar conectados. No les basta con consumir series y películas, quieren participar, crear su canal en YouTube o sus blogs de vídeo. Algunos adolescentes se volvieron famosos de esta manera, como el joven humorista estadounidense 'Fred' (Lucas Cruikshan).
Están en varias redes sociales, como Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter o Tumblr.
La mayoría navega por internet mientras ve la televisión y piensa que la tecnología lo hace todo posible. Su atención es breve, más que leer, escanean, lo que a veces provoca respuestas superficiales a las preguntas de sus profesores.
- Los Z. frente al mundo laboral -
Entre el 50 y el 72% de estos jóvenes quiere crear su start-up, según distintos sondeos. La palabra "empresa" evoca nociones muy negativas: "complicada", "despiadada", "una jungla".
Para triunfar, confían en su "red" de contactos antes que en los diplomas y prefieren una organización horizontal antes que una jerarquía. En esta generación que quiere realizarse, al 76% le gustaría convertir su hobby en su trabajo.
- Los Z frente al futuro -
Hijos de la crisis, tienen criterios muy definidos respecto a sus elecciones profesionales. En Francia, a salario igual, el 25% elegiría la empresa más divertida, el 22%, la más innovadora y el 21%, la más ética.
Deseosos de tener un impacto en el mundo, les gusta el voluntariado, que practica una cuarta parte de los jóvenes de entre 16 y 19 años en Estados Unidos.
La mayoría de los Z se considera "estresada" por el futuro, que se les antoja sombrío, sobre todo para el medio ambiente y la economía.
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Leer comentarios 2/12/2015 10:37:00 a. m.
martes, 10 de febrero de 2015
¿Por qué no podemos ignorar la computación en la nube?
Por Carlos Romero
La computación en la nube está tomando el mando: la mayoría de las personas y de las empresas están utilizando algún tipo de plataforma en la nube. Nuestra infografía demuestra su potencial, y el porqué usted no debe preocuparse por la seguridad.
Como individuos utilizamos la nube permanentemente. Si usted tiene una cuenta en Gmail, sus correos electrónicos se alojan en la nube. Lo mismo sucede con Google Docs; esas hojas de cálculo no están almacenadas en el disco duro de su computadora, sino en un servidor a muchos kilómetros de distancia. Asimismo, Flickr, Instagram, Minecraft, entre otros, todos se basan en la nube. Y la presentación que hizo Apple del iCloud en 2011 marcó un cambio muy visible de esta plataforma para el gigante de la computación.
Cifras recientes de comScore lo confirman. Desde julio de 2011 hasta febrero de 2014, los estadounidenses que utilizan el servicio de música en línea Spotify en sus computadoras aumentaron de 1.1 millones a 14.7 millones. Y los usuarios de Dropbox, un proveedor de almacenamiento de archivos en la nube, aumentaron de 1.6 millones a 11.4 millones en el mismo periodo.
Esto significa que aunque ciertas brechas de la seguridad nos apuran a cambiar nuestras contraseñas mientras los teléfonos inteligentes crecen en poder y utilidad, hemos acogido la nube completamente. De hecho, según Gartner, hoy en día el mercado mundial de los servicios en la nube vale 158,000 millones de dólares.
El mundo de los negocios también está dando este salto. Tal como lo muestra la infografía, el 75% de las empresas utiliza algún tipo de plataforma en la nube. Sin embargo, el 30% de las compañías menciona la seguridad como la principal barrera en la adopción de esta modalidad, lo que demuestra que se necesita más educación acerca de la nube y de las soluciones de seguridad disponibles antes de que todas las empresas puedan aprovechar los beneficios de la nube. Éstos van desde la reducción de los costos operativos en tecnologías de la información hasta el aumento de la eficiencia para mejorar la movilidad de los empleados.
Este contenido es una traducción de un artículo de Gemalto.Fuente: /Review.gemalto “Why you can’t afford to ignore the cloud”.
Carlos Romero es gerente de Marketing de Producto de Gemalto.
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Leer comentarios 2/10/2015 09:29:00 a. m.
martes, 3 de febrero de 2015
El cambio de paradigma en la comunicación científica
Nancy Diana Gómez y Olga Margarita Arias
Universidad de Buenos Áires, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Correo electrónico: nancy@bl.fcen.uba.ar, olga@bl.fcen.uba.ar
La comunicación científica y su devenir
Los patrones de comunicación entre los científicos han cambiado sustancialmente, tanto como su estilo de trabajo, desde la publicación de la primera revista científica en el siglo XVII. Es el desarrollo tecnológico sin precedentes del siglo XX lo que ha alterado de manera radical ese modelo.
Actualmente, las ideas científicas son el producto colectivo de la ciencia moderna permeada en todos los campos por la innovación tecnológica (Ziman, 1996). Los científicos se apoyan en una densa red de telecomunicaciones. El uso del medio electrónico en la comunicación científica es uno de los mayores cambios en la práctica de la Ciencia en esta era. Las comunicaciones científicas incluyen el correo electrónico, las conferencias, los preprints públicos, el acceso a versiones de artículos de revista y el desarrollo de cuerpos disciplinarios compartidos, que integran las diversas actividades. Prueba de esta conexión son las numerosas colaboraciones mostradas por la lista de más de 100 co-autores de 37 instituciones en 11 países sobre el trabajo que describe la primera secuencia completa de un cromosoma hasta el proyecto Genoma Humano (Stock, 1993).
Los avances producidos como resultado de la investigación no pasan a formar parte del conocimiento científico en tanto no hayan sido comunicados al mundo. Las revistas científicas con arbitraje constituyen el medio para que los autores ofrezcan su producción, avalados por el prestigio que históricamente significó este medio y que aún subsiste. La carrera de éstos depende en gran medida de la visibilidad que obtienen a través de la difusión de su producción.
Se estima que existen actualmente 20.000 revistas con arbitraje en todos los campos de la producción académica, que publican más de 2.000.000 de artículos por año. El importe pagado colectivamente por aquellas instituciones que pueden afrontar el costo de sólo uno de esos artículos promedia los US$ 2.000 por unidad. Es importante tener en cuenta que el costo de la evaluación por ítem aceptado es de alrededor de US$ 200 en concepto de gastos administrativos y organizativos, ya que los académicos que participan de la tarea de revisión no perciben honorarios (Harnad, 2001). Vale decir, los costos de control de calidad justifican sólo el 10% del importe pagado por artículo.
En virtud de estos costos, ninguna biblioteca, aún las de mayor presupuesto, está lejos por mucho de acceder a toda la literatura científica, de donde se desprende que la mayoría de los trabajos con arbitraje son inaccesibles para una buena parte de los investigadores. Para los autores esto significa que una gran porción de su impacto potencial se pierde (Harnad, 2001).
A la luz de estos hechos, la democratización de la información científica en oposición al uso restrictivo por motivos comerciales está ubicada en el centro del debate de las comunidades científicas; las revistas Nature1 y Science2. son el principal escenario de dicha controversia.
Actualmente, las ideas científicas son el producto colectivo de la ciencia moderna permeada en todos los campos por la innovación tecnológica (Ziman, 1996). Los científicos se apoyan en una densa red de telecomunicaciones. El uso del medio electrónico en la comunicación científica es uno de los mayores cambios en la práctica de la Ciencia en esta era. Las comunicaciones científicas incluyen el correo electrónico, las conferencias, los preprints públicos, el acceso a versiones de artículos de revista y el desarrollo de cuerpos disciplinarios compartidos, que integran las diversas actividades. Prueba de esta conexión son las numerosas colaboraciones mostradas por la lista de más de 100 co-autores de 37 instituciones en 11 países sobre el trabajo que describe la primera secuencia completa de un cromosoma hasta el proyecto Genoma Humano (Stock, 1993).
Los avances producidos como resultado de la investigación no pasan a formar parte del conocimiento científico en tanto no hayan sido comunicados al mundo. Las revistas científicas con arbitraje constituyen el medio para que los autores ofrezcan su producción, avalados por el prestigio que históricamente significó este medio y que aún subsiste. La carrera de éstos depende en gran medida de la visibilidad que obtienen a través de la difusión de su producción.
Se estima que existen actualmente 20.000 revistas con arbitraje en todos los campos de la producción académica, que publican más de 2.000.000 de artículos por año. El importe pagado colectivamente por aquellas instituciones que pueden afrontar el costo de sólo uno de esos artículos promedia los US$ 2.000 por unidad. Es importante tener en cuenta que el costo de la evaluación por ítem aceptado es de alrededor de US$ 200 en concepto de gastos administrativos y organizativos, ya que los académicos que participan de la tarea de revisión no perciben honorarios (Harnad, 2001). Vale decir, los costos de control de calidad justifican sólo el 10% del importe pagado por artículo.
En virtud de estos costos, ninguna biblioteca, aún las de mayor presupuesto, está lejos por mucho de acceder a toda la literatura científica, de donde se desprende que la mayoría de los trabajos con arbitraje son inaccesibles para una buena parte de los investigadores. Para los autores esto significa que una gran porción de su impacto potencial se pierde (Harnad, 2001).
A la luz de estos hechos, la democratización de la información científica en oposición al uso restrictivo por motivos comerciales está ubicada en el centro del debate de las comunidades científicas; las revistas Nature1 y Science2. son el principal escenario de dicha controversia.
Iniciativas en la democratización de la información
La modalidad abierta de acceso a la información representa un cambio notorio, tanto cualitativo como cuantitativo, tanto para los científicos de países en vías de desarrollo como para los desarrollados. El objetivo fundamental consiste en contribuir a incrementar el ciclo de generación de nuevos conocimientos al facilitar el acceso en línea a la información. Las telecomunicaciones, con Internet a la cabeza, han representado el salto que hace posible esta realidad.
Como se mencionó anteriormente, los altos precios de las revistas, relacionados en cierta medida con los intereses económicos de las grandes editoriales, hacen que se perciba el sistema de comunicación científica actual como inadecuado. Paralelamente, los adelantos tecnológicos permiten pensar un sistema más abierto de acceso a la literatura científica, cuyos rasgos preponderantes son el autoalmacenamiento por parte de los autores en servidores de sus propias instituciones y el desarrollo de grandes bases de datos distribuidas, en las cuales la interoperabilidad a través de estándares de metadatos y el uso de softwares comunes son sus características principales. Según Harnad (2001), el sistema de autoalmacenamiento en servidores institucionales beneficiaría a las instituciones académicas al maximizar la visibilidad y el impacto de su propia producción con referato. En este sentido, Lawrence (2001) en un estudio sobre 119.924 artículos de conferencias en ciencias de la computación y relacionadas afirma que la correlación entre el número de veces que un artículo es citado y su disponibilidad en línea ha crecido drásticamente en los últimos años.
Se detallan a continuación tres emprendimientos en los que se viene implementando el acceso abierto y que son: la Liga de Recursos y Ediciones Académicas, (SPARC) de la Asociación de Bibliotecas de Investigación (ARL), la Biblioteca Pública de la Ciencia y la Iniciativa de los Archivos Abiertos (Open Archives Initiative). El rasgo común de estas tres iniciativas es el ataque al modelo tradicional de comunicación científica.
Como se mencionó anteriormente, los altos precios de las revistas, relacionados en cierta medida con los intereses económicos de las grandes editoriales, hacen que se perciba el sistema de comunicación científica actual como inadecuado. Paralelamente, los adelantos tecnológicos permiten pensar un sistema más abierto de acceso a la literatura científica, cuyos rasgos preponderantes son el autoalmacenamiento por parte de los autores en servidores de sus propias instituciones y el desarrollo de grandes bases de datos distribuidas, en las cuales la interoperabilidad a través de estándares de metadatos y el uso de softwares comunes son sus características principales. Según Harnad (2001), el sistema de autoalmacenamiento en servidores institucionales beneficiaría a las instituciones académicas al maximizar la visibilidad y el impacto de su propia producción con referato. En este sentido, Lawrence (2001) en un estudio sobre 119.924 artículos de conferencias en ciencias de la computación y relacionadas afirma que la correlación entre el número de veces que un artículo es citado y su disponibilidad en línea ha crecido drásticamente en los últimos años.
Se detallan a continuación tres emprendimientos en los que se viene implementando el acceso abierto y que son: la Liga de Recursos y Ediciones Académicas, (SPARC) de la Asociación de Bibliotecas de Investigación (ARL), la Biblioteca Pública de la Ciencia y la Iniciativa de los Archivos Abiertos (Open Archives Initiative). El rasgo común de estas tres iniciativas es el ataque al modelo tradicional de comunicación científica.
La iniciativa de la Liga de Recursos y Ediciones Académicas - SPARC
Es una alianza de universidades, bibliotecas de investigación y otras organizaciones construida como respuesta a las disfunciones del mercado del sistema de comunicación académica. Estos desajustes han reducido la diseminación del saber y mutilado a las bibliotecas. SPARC es un catalizador para accionar y ayudar a crear sistemas que expandan la difusión y el uso de la información en un medio ambiente conectado digital, respondiendo a las necesidades de alumnos, académicos e investigadores.
Fue lanzado en junio de 1998 y se focaliza en permitir un acceso más amplio y económicamente conveniente a las revistas con arbitraje. Este objetivo está determinado por tres imperativos estratégicos:
Fue lanzado en junio de 1998 y se focaliza en permitir un acceso más amplio y económicamente conveniente a las revistas con arbitraje. Este objetivo está determinado por tres imperativos estratégicos:
- Desarrollo de alternativas competitivas a las revistas comerciales en curso y ediciones digitales de alto precio. Un ejemplo concreto es la revista Organic Letters publicada por la American Chemical Society, cuyo costo es de U$S 3.280, y que surge como alternativa a la prestigiosa Tetrahedron Letters, revista de Elsevier con un costo que trepa a U$S 9.624.
- Defensa pública de cambios fundamentales en el sistema y la cultura de la comunicación científica, que se manifiesta en el apoyo a la iniciativa de la Biblioteca Pública de la Ciencia y a los proyectos vinculados con archivos abiertos.
- Campañas de educación destinadas a fortalecer la conciencia sobre cuestiones de comunicación y a la vez apoyar los roles comunitarios institucionales y académicos en el proceso de la comunicación científica y en su control.
Desde su inicio a la fecha, el proyecto ha capitalizado importantes avances:
- Demostrar a los autores que las nuevas revistas pueden competir con éxito y alcanzar rápidamente niveles de calidad, dado que el costo de algunas está, efectivamente, bajando.
- Crear un medio ambiente en el cual los editores y miembros del comité editorial jueguen un rol más activo en los aspectos económicos de sus revistas.
- Estimular la capacidad de publicación en las entidades sin fines de lucro e impulsar el ingreso de nuevos actores al mercado.
- Proveer ayuda y guía a los científicos y bibliotecarios interesados en crear un cambio.
- Trasladar la metodología y la experiencia adquirida a otros depositarios internacionales.
Actualmente SPARC posee 200 miembros en Norteamérica, Europa, Asia y Australia. Concentra sus recursos apoyando emprendimientos cuya premisa básica es una fuerte competencia en precios y servicios. SPARC busca reunirse con socios que aboguen por un precio justo, por políticas de gestión de la propiedad intelectual, que enfaticen una amplia y fácil distribución, la reutilización del material y un uso ético de los recursos académicos (SPARC, 2001).
La Biblioteca Pública de la Ciencia
Es una organización sin fines de lucro formada por un grupo de científicos, concentrada en facilitar el acceso electrónico a la literatura científico-médica a los investigadores y al mundo.
Su polémico lanzamiento se realizó a mediados del año 2000, con la carta firmada hasta la fecha por más de 29.000 científicos de 177 países (Public Library of Science, 2002) y en cuyos postulados básicos se alienta el acceso libre al texto completo de los artículos publicados en Medicina y Ciencias de la Vida después de 6 meses de su fecha inicial de publicación. Si bien se reconoce que los editores de las publicaciones científicas tienen legítimo derecho a un retorno financiero justo por su papel en la comunicación académica, se afirma también que el registro y archivo permanente de la investigación y las ideas científicas deberían pertenecer al público y estar disponibles en forma gratuita en línea en una Biblioteca Pública Internacional.
Los científicos firmantes se comprometen a publicar, editar o arbitrar y personalmente suscribir a las revistas científicas que estén de acuerdo en permitir la distribución libre e irrestricta a algunos o todos los informes originales de investigación que se hayan publicado a través de PubMED Central y/o recursos similares en línea, dentro de los 6 meses desde su fecha inicial de publicación.
PubMED Central es un archivo digital que concentra revistas y otro tipo de materiales de investigación en Ciencias de la Vida, y que es desarrollado por el Centro Nacional de Información en Biotecnología (NCBI) dentro de la estructura de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. El objetivo principal es ofrecer acceso abierto e irrestricto, garantizando la preservación de esa información en la actual era digital. PubMED Central sigue los lineamientos de PubMED, que es una gran base de datos de citas y resúmenes de literatura biomédica que incluye a MEDLINE (PubMED Central, 2002).
La carta de intención suscitó una inmediata respuesta favorable de la comunidad científica. No obstante, la implementación de un cambio tan radical no parece tarea fácil. El principal obstáculo es que el prestigio del científico, necesario para su permanencia en el sistema, todavía está asociado a la publicación en revistas ampliamente reconocidas (Usher, 2002; Tenopir, 2001). Otro motivo de controversia es la amenaza para los editores de una caída en sus suscripciones, con el consecuente daño económico que ello implicaría, tanto si son comerciales como si son institucionales. El escenario de estos debates, como se mencionó previamente, está planteado en las revistas Science y Nature, ninguna de las cuales apoya la idea de liberar los contenidos luego de 6 meses, porque entre otras cuestiones encuentran cuestionable la supervivencia de las revistas. (Mendoza, 2002)
Por ahora el grupo reducido de editores que han apoyado abiertamente el proyecto con la inclusión de sus revistas son los siguientes:
Su polémico lanzamiento se realizó a mediados del año 2000, con la carta firmada hasta la fecha por más de 29.000 científicos de 177 países (Public Library of Science, 2002) y en cuyos postulados básicos se alienta el acceso libre al texto completo de los artículos publicados en Medicina y Ciencias de la Vida después de 6 meses de su fecha inicial de publicación. Si bien se reconoce que los editores de las publicaciones científicas tienen legítimo derecho a un retorno financiero justo por su papel en la comunicación académica, se afirma también que el registro y archivo permanente de la investigación y las ideas científicas deberían pertenecer al público y estar disponibles en forma gratuita en línea en una Biblioteca Pública Internacional.
Los científicos firmantes se comprometen a publicar, editar o arbitrar y personalmente suscribir a las revistas científicas que estén de acuerdo en permitir la distribución libre e irrestricta a algunos o todos los informes originales de investigación que se hayan publicado a través de PubMED Central y/o recursos similares en línea, dentro de los 6 meses desde su fecha inicial de publicación.
PubMED Central es un archivo digital que concentra revistas y otro tipo de materiales de investigación en Ciencias de la Vida, y que es desarrollado por el Centro Nacional de Información en Biotecnología (NCBI) dentro de la estructura de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. El objetivo principal es ofrecer acceso abierto e irrestricto, garantizando la preservación de esa información en la actual era digital. PubMED Central sigue los lineamientos de PubMED, que es una gran base de datos de citas y resúmenes de literatura biomédica que incluye a MEDLINE (PubMED Central, 2002).
La carta de intención suscitó una inmediata respuesta favorable de la comunidad científica. No obstante, la implementación de un cambio tan radical no parece tarea fácil. El principal obstáculo es que el prestigio del científico, necesario para su permanencia en el sistema, todavía está asociado a la publicación en revistas ampliamente reconocidas (Usher, 2002; Tenopir, 2001). Otro motivo de controversia es la amenaza para los editores de una caída en sus suscripciones, con el consecuente daño económico que ello implicaría, tanto si son comerciales como si son institucionales. El escenario de estos debates, como se mencionó previamente, está planteado en las revistas Science y Nature, ninguna de las cuales apoya la idea de liberar los contenidos luego de 6 meses, porque entre otras cuestiones encuentran cuestionable la supervivencia de las revistas. (Mendoza, 2002)
Por ahora el grupo reducido de editores que han apoyado abiertamente el proyecto con la inclusión de sus revistas son los siguientes:
Society for General Microbiology
American Society for Biochemistry and Molecular Biology (ASBMB)
American Physiological Society
Federation of American Societies for Experimental Biology (FASEB)
La iniciativa Open Archives (Open Archives, 2001)
Open Archives (OAI) es una iniciativa apoyada financieramente por la Federación de Bibliotecas Digitales (DLB) y la Liga para la Información en Red (CNI) que desarrolla y promueve la aplicación de estándares de interoperabilidad para facilitar la eficiente diseminación de contenido. Si bien tiene sus orígenes en la transferencia de la comunicación académica, que es la piedra angular de su trabajo al facilitar el acceso ae-prints, su labor tiende a independizarse del tipo de contenido y de los mecanismos económicos que lo rodean y promete una relevancia creciente en la facilitación del acceso a un rango amplio de materiales digitales.
Esta iniciativa comienza en julio de 1999 con un Llamado de Participación emitido por Paul Ginsparg y Rick Luce del Laboratorio Nacional de Los Alamos y Herber Van de Sompel de la Universidad de Cornell, a una reunión para explorar la cooperación entre repositorios académicos electrónicos, que culminó con la Convención de Santa Fe, celebrada en Nuevo México en octubre del mismo año (Sompel, 2000).
Durante esta convención se definieron los principios básicos de una nueva filosofía para la publicación científica, entre los principales están: el autoalmacenamiento, la revisión por la comunidad y la interoperabilidad (Triska, 2001).
Los archivos abiertos definen una interfaz estándar; lo que significa proveer a los contenidos de metadatos adecuados que permitan la portabilidad entre ellos y la posterior búsqueda de información en un archivo virtual global, al que se puede acceder libremente. Este principio básico es conocido como interoperabilidad. Cuando se habla de abiertos se alude a la arquitectura del sistema, al definir interfaces que permitan el acceso al contenido por parte de proveedores de datos y de servicios.
Un típico proveedor de datos es una biblioteca digital como, por ejemplo, la base de los e-prints de Los Alamos, que es un repositorio electrónico con 250.000 artículos. Un proveedor de servicios puede ser por ejemplo un motor de búsqueda. Para formar parte de OAI el proveedor de datos necesita estar abierto para que el proveedor de servicios pueda capturar sus metadatos y ofrecer otro producto con un valor agregado.
El marco técnico de trabajo ha sido diseñado deliberadamente en forma simple, para proveer la menor cantidad posible de obstáculos a los participantes. El protocolo de captura que utiliza OAI se basa en los quince campos del Dublin Core, que ha demostrado ser un conjunto adecuado de elementos para compartir recursos. Debe tenerse en cuenta que se decidió implementar una versión simplificada delDublin Core, ya que el propósito del conjunto de metadatos para OAI debía contemplar una recuperación de recursos a un nivel bajo de granularidad y no tener en cuenta las necesidades de especificidad en la descripción de las diversas instituciones. A estos efectos está contemplado que se desarrollen conjuntos de metadatos paralelos, con la condición de que sean implementados en lenguaje XML, cuyas posibilidades de marcado son infinitas.
Respecto de los avances en esta iniciativa se puede mencionar, por un lado, el desarrollo de softwares gratuitos para el almacenamiento de los artículos totalmente compatibles con el protocolo de OAI como, por ejemplo, el Eprint 2, desarrollado por el Departamento de Electrónica y Ciencias de la Computación de la Universidad de Southampton; y por otro, la creciente cantidad de instituciones que están adhiriendo a Open Archives entre las que se pueden mencionar:
Esta iniciativa comienza en julio de 1999 con un Llamado de Participación emitido por Paul Ginsparg y Rick Luce del Laboratorio Nacional de Los Alamos y Herber Van de Sompel de la Universidad de Cornell, a una reunión para explorar la cooperación entre repositorios académicos electrónicos, que culminó con la Convención de Santa Fe, celebrada en Nuevo México en octubre del mismo año (Sompel, 2000).
Durante esta convención se definieron los principios básicos de una nueva filosofía para la publicación científica, entre los principales están: el autoalmacenamiento, la revisión por la comunidad y la interoperabilidad (Triska, 2001).
Los archivos abiertos definen una interfaz estándar; lo que significa proveer a los contenidos de metadatos adecuados que permitan la portabilidad entre ellos y la posterior búsqueda de información en un archivo virtual global, al que se puede acceder libremente. Este principio básico es conocido como interoperabilidad. Cuando se habla de abiertos se alude a la arquitectura del sistema, al definir interfaces que permitan el acceso al contenido por parte de proveedores de datos y de servicios.
Un típico proveedor de datos es una biblioteca digital como, por ejemplo, la base de los e-prints de Los Alamos, que es un repositorio electrónico con 250.000 artículos. Un proveedor de servicios puede ser por ejemplo un motor de búsqueda. Para formar parte de OAI el proveedor de datos necesita estar abierto para que el proveedor de servicios pueda capturar sus metadatos y ofrecer otro producto con un valor agregado.
El marco técnico de trabajo ha sido diseñado deliberadamente en forma simple, para proveer la menor cantidad posible de obstáculos a los participantes. El protocolo de captura que utiliza OAI se basa en los quince campos del Dublin Core, que ha demostrado ser un conjunto adecuado de elementos para compartir recursos. Debe tenerse en cuenta que se decidió implementar una versión simplificada delDublin Core, ya que el propósito del conjunto de metadatos para OAI debía contemplar una recuperación de recursos a un nivel bajo de granularidad y no tener en cuenta las necesidades de especificidad en la descripción de las diversas instituciones. A estos efectos está contemplado que se desarrollen conjuntos de metadatos paralelos, con la condición de que sean implementados en lenguaje XML, cuyas posibilidades de marcado son infinitas.
Respecto de los avances en esta iniciativa se puede mencionar, por un lado, el desarrollo de softwares gratuitos para el almacenamiento de los artículos totalmente compatibles con el protocolo de OAI como, por ejemplo, el Eprint 2, desarrollado por el Departamento de Electrónica y Ciencias de la Computación de la Universidad de Southampton; y por otro, la creciente cantidad de instituciones que están adhiriendo a Open Archives entre las que se pueden mencionar:
- ArXiv base de e-prints de Los Alamos http://arxiv.org
- Cogprints http://cogprints.soton.ac.uk
- M.I.T. Theses http://theses.mit.edu/
- NDLTD Networked Digital Library of Theses and Dissertations http://www.ndltd.org
- Budapest Open Access Initiative http://www.soros.org/openaccess
Conclusiones
El modelo tradicional de comunicación científica a través de las publicaciones periódicas, en un ambiente mundial donde hace tiempo la información es la materia prima más importante y en el que los desarrollos tecnológicos han acelerado las posibilidades del intercambio, aparece como un obstáculo antes que como una herramienta al servicio de la investigación. Se puede establecer un paralelo con la idea de Kuhn acerca de las revoluciones científicas "... las revoluciones científicas se inician con un sentimiento creciente, [...] de que un paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza hacia el cual el mismo paradigma había previamente mostrado el camino". Y agrega más adelante "... el sentimiento de mal funcionamiento que puede conducir a la crisis es un requisito previo para la revolución" (Kuhn, 1975: 149-50).
El sistema de archivos abiertos no solo determina profundas transformaciones a nivel tecnológico sino que se presenta como un movimiento socio-científico tendiente a cambiar completamente el modelo vigente de la comunicación académica y el sistema científico de forma más amplia. Se estaría frente a un cambio de paradigma de los procesos de comunicación especializada, priorizando la divulgación antes que el ‘negocio' de la información.
Si todas estas innovaciones se ven como necesarias para países con economías consolidadas, tanto más evidente es esa necesidad para países en vías de desarrollo. Los archivos abiertos ofrecen la posibilidad de acceder a una masa de información creciente. Nos toca a los bibliotecarios concientizar sobre la existencia de estos recursos, difundir estas iniciativas y promover el surgimiento de archivos digitales en las instituciones, donde pudiera almacenarse la producción científica nacional que es, paradójicamente, el material al que a veces no se tiene acceso.
Se está minando la estructura del modelo tradicional, esto es un hecho concreto, no sabemos a ciencia cierta cuanto tiempo va a llevar una modificación radical del sistema. Pero lo que está claro es que la transformación ha comenzado. Parece interesante culminar este trabajo con una reflexión de Richard Luce, director de la Biblioteca del Laboratorio Nacional de Los Alamos, de vanguardia en el tema de bibliotecas digitales:
El sistema de archivos abiertos no solo determina profundas transformaciones a nivel tecnológico sino que se presenta como un movimiento socio-científico tendiente a cambiar completamente el modelo vigente de la comunicación académica y el sistema científico de forma más amplia. Se estaría frente a un cambio de paradigma de los procesos de comunicación especializada, priorizando la divulgación antes que el ‘negocio' de la información.
Si todas estas innovaciones se ven como necesarias para países con economías consolidadas, tanto más evidente es esa necesidad para países en vías de desarrollo. Los archivos abiertos ofrecen la posibilidad de acceder a una masa de información creciente. Nos toca a los bibliotecarios concientizar sobre la existencia de estos recursos, difundir estas iniciativas y promover el surgimiento de archivos digitales en las instituciones, donde pudiera almacenarse la producción científica nacional que es, paradójicamente, el material al que a veces no se tiene acceso.
Se está minando la estructura del modelo tradicional, esto es un hecho concreto, no sabemos a ciencia cierta cuanto tiempo va a llevar una modificación radical del sistema. Pero lo que está claro es que la transformación ha comenzado. Parece interesante culminar este trabajo con una reflexión de Richard Luce, director de la Biblioteca del Laboratorio Nacional de Los Alamos, de vanguardia en el tema de bibliotecas digitales:
Quizás sea tiempo de aprovechar una lección del campo de la Biodiversidad y estimular nuestro complejo sistema de comunicación académica para que se adapte de una multitud de maneras para beneficiar a la comunidad de la investigación creando y promoviendo el uso de recursos abiertos y distribuidos. Una noción clave de la teoría de sistemas complejos es la que sostiene que muchos procesos simples, bajo presiones selectivas son capaces de interactuar sinérgicamente para producir una conducta global deseada. Esta noción puede ser aplicada exitosamente a diferentes problemas y el sistema de comunicación académica es el terreno apropiado (Luce, 2001).
1. Sitio de la revista Nature de libre acceso donde se concentran los artículos sobre el tema.http://www.nature.com/nature/debates/e-access/
2. Sitio de Science de libre acceso donde se concentran los artículos del debatehttp://www.sciencemag.org/feature/data/hottopics/plsdebate.shtml
Bibliografía
1. Harnard, Stevan. 2001. The self-archiving initiative : freeing the refereed research literature online. Nature. Vol. 410, 26 April 2001, p. 1024-1025. http://www.nature.com/nature/debates/e-access/Articles/harnad.html [Consulta: 2012 marzo 2002] [ Links ]
2. Kuhn, Thomas. 1975. La estructura de las revoluciones científicas. Madrid: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]
3. Lawrence, Steve. 2001. Free online availability substantially increases a paper's impact.http://www.nature.com/nature/debates/e-access/Articles/lawrence.html [Consulta: 30 marzo 2002] [ Links ]
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