martes, 28 de junio de 2011

XVI JORNADA ACADÉMICA DE COMUNICACIÓN : 12, 13 y 14 de JULIO

La Universidad de Occidente por mas de 15 años ha  fomentado a través de sus departamentos académicos (DES)  un evento de nominado Jornada Académica en estrecha vinculación con maestros, estudiantes y los diferentes sectores de la comunidad donde las ideas fluyen de una manera mas proactiva y sobre todo propositiva, en  forma tal que los propios estudiantes de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación  se involucren de manera decidida  en los distintos ámbitos de la comunicación así como de los nuevos escenarios y problemáticas que se construyen día a día.

La jornada se realiza en tres días donde a lo largo de cada uno de ellos se efectúan conferencias, exposiciones, muestra de talentos, conferencias magistrales, foros de discusión, paneles, muestra de talentos, donde la creatividad es la invitada principal y la información fluye en un ambiente de gran interacción   
Tema de la Jornada 16: Comunicación y medio ambiente

¿Porque Medio Ambiente?
•En la actualidad la preocupación del mundo es hacia dónde va el cuidado del medioambiente, nos enfrentamos tristemente  a una realidad cada vez más cruda de los diferentes cambios climáticos que son producto de una desinformación y apatía de la sociedad ante los problemas que diariamente afectan a la ecología y al entorno en su conjunto, es meritorio decir que gran parte de esta apatía surge por los valores inculcados primero en el entorno familiar y posteriormente en la sociedad entendiendo por sociedad donde nos desenvolvemos y en la escuela , donde el cuidado de nuestro entorno simplemente no aparece, muchos son los esfuerzos por tratar de aquilatar los programas que implementen los gobiernos , campañas de organizaciones no gubernamentales, programas educativos en instituciones de educación desde primaria hasta profesional, pero si no atacamos el problema de raíz simplemente no podremos tener una visión clara de lo que es realmente un problema: La comunicación y el medio ambiente.

Concepto: Código  C-16 EN BUSCA DEL CÓDIGO
Conoce-quiere-cuida

En la actualidad por los procesos de cuidado del medio ambiente son mas aplicados a planes gubernamentales que realmente una conciencia clara de apoyar esta actividad.
Ante esto surge en la asignatura de Publicidad una estrategia para poder lograr el impacto en las condiciones de actualidad que la naturaleza esta exigiendo una reacción para toda la humanidad, al ser esta la que nos da ordenes para cuidar  y hacer mas habitable nuestro planeta 
Por ello se trata de posicionar en un ambiente militar, que no solo la seguridad nacional es una prioridad si no también el cuidado del medio ambiente, se hace la analogía entre la milicia y la presencia que debería de tener el hombre para con esa misma energía combatir el deterioro del medio ambiente, aquí no hay armas ni guerra, solo propuestas y medios de comunicación.
En breve se dará a conocer el programa de actividades de esta Jornada Académica, por este medio

Aspectos de la Conferencia de Prensa, donde se dieron  a conocer los detalles de  la 16a. jornada Académica de Comunicación, ante los medios de Comunicación que asistieron

viernes, 24 de junio de 2011

LOS MISTERIOS DEL BOSQUE. Cuento

Por: Jesús Ramón Juárez González

Son apenas las 8 de la noche y el cielo se ve iluminado por los rayos claros de la luna llena. Se escucha un llanto desde lo profundo del bosque.  El llanto se hace más extenso y sonoro; pero nadie se ve por las veredas. Nadie se atrevería a traspasar el bosque a esas horas. Hasta los animales han dejado de emitir sus clásicos sonidos; todo queda en silencio por momentos. Unos segundos de silencio y nuevamente aquel llanto lastimero. Don Melquíades, el viejo guardabosques que vive en la cabaña a la entrada del bosque toma su escopeta y dirige sus pasos hacia el bosque. Camina largos trechos y se detiene tratando de ubicar el lugar exacto de donde sale el llanto.

Al llegar a lo más profundo del bosque, Don Melquíades se detiene; ya no se escucha nada. Los animales denotan su presencia con sus peculiares sonidos y ruidos al correr por entre la maleza. Mira hacia todos lados tratando de avistar algo entre los árboles; pero nada, quien emitía aquel llanto pareciera se lo hubiera tragado la tierra. Nada extraño se escuchaba en el lugar. Don Melquíades decide regresar a su casa pero de pronto alcanza a ver una pequeña luz que se mueve alejándose del bosque. La sigue y doscientos o trescientos metros adelante aquella lucecita empieza a crecer y a crecer hasta convertirse en una enorme fogata, justo a unos metros de la casa del viejo guardabosques.

Don Melquíades se acerca a ella y observa extrañado a dos pequeñas figuras humanas que corren una tras otra alrededor de la misma. Son dos niños de escasos 6 años que lo ven e invitan a jugar con ellos a la luz de la fogata. ¿Qué hacen aquellos niños entre el bosque? ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?, se preguntó rápidamente don Melquíades tentado a gritarles a los dos pequeños para que volvieran a sus hogares. Pero algo extraño sucedía. A cada vuelta alrededor de la fogata, aquellos niños crecían como cinco centímetros de estatura. Y de nuevo lanzaban sus lastimeros llantos. Intrigado, el anciano se acercó hasta la fogata y al percatarse de lo que sucedía con los niños, se cruza en su camino y los detiene por los brazos. “Quiero que se vayan a sus casas en este preciso instante” –les dijo sin soltarlos. Pero una sonrisa -ente pícara y maliciosa- afloró de los labios de los pequeños safándose de las manos de don Melquíades.

En ese momento el guardabosque experimenta una extraña sensación en su cuerpo. Un escalofrío recorre su piel y sus manos casi sueltan la escopeta que recién había recuperado del suelo. No era normal aquello pensó. Algo raro estaba sucediendo en el bosque aquella noche. Llevaba más de 20 años cuidándolo y nunca había enfrentado una situación como aquella. Volvió sus pasos sobre los niños y con voz entrecortada por la sorpresa les inquirió sobre quiénes eran y de dónde venían, pues nunca los había visto por ahí, y menos a tales horas.

Los dos niños volvieron a sonreír de aquel modo tan extraño y a diferencia de la vez anterior ahora soltaron sonoros llantos como si el dolor les estuviera calando las entrañas. ¿Por qué reaccionaban ahora de esa forma?, se preguntó Don Melquíades y pronto tuvo la respuesta. De todas partes comienzan a salir niños de la misma edad que los dos con quienes se había encontrado junto a la fogata. Todos sonríen ahora como si entonaran paradisíaca canción de amor.

Pasan diez, quince minutos y Don Melquíades no atina a moverse del lugar en que se encontraba parado. Estupefacto por la situación sólo atina a llevarse la mano a la cabeza y rascarse pensativo como buscando una respuesta a todo lo que estaba viviendo esa noche de luna llena. ¿Quién le creería aquella aventura? Difícilmente, pero eso no le preocupaba por el momento. Necesitaba respuestas e intentó nuevamente dialogar con los dos primeros niños de su encuentro. Sin embargo, no volvió a obtener ningún resultado. Tal parecía que aquellos seres no tenían la habilidad del habla, así que decidió abandonar la pesquisa por ese medio.

A la media hora de haber iniciado la aparición de las otras decenas de niños, éstos decidieron marcharse por donde habían llegado. Entonces Don Melquíades decidió seguirlos de cerca para saber de donde venían y averiguar más acerca de ellos. Enfiló sus pasos por entre las veredas y en pleno centro del bosque vio cómo desaparecían poco a poco aquellos pequeños conforme iban llegando. Ya no se notaban agresivos ni sarcásticos. Ahora se despiden con una leve sonrisa y un ligero movimiento de manos. Se van y no dejan una respuesta para don Melquíades. Este regresa a su cabaña seguro de no volver a encontrarse con esos seres tan especiales que ha conocido. Entra a la cabaña y se dirige a dormir pues el día ha sido algo emotivo y estresante.

En pocos minutos queda profundamente dormido con una sonrisa bien dibujada en sus labios. Minutos después unas lucecitas merodean por la ventana. Unos ojos entre alegres y sufridos se asoman tratando de llamar la atención del viejo guardabosque. Pero está profundamente dormido y no se da cuenta de lo que pasa fuera de la cabaña.

Los niños se muestran inquietos; pero no hablan, ni hacen ruido alguno. Parece que flotaran en el espacio. Se alejan un poco rumbo al bosque y comienzan a llorar lastimeramente. No pasa ni un minuto de llanto de los niños cuando Don Melquíades despierta alarmado. “¿Qué sucede ahora?” –se pregunta somnoliento e intrigado. “Veré qué pasa allá afuera”. Sale apresuradamente con la escopeta en una mano y la linterna en la otra. Se dirige al lugar de donde provienen los llantos y observa que son los  mismos pequeños de hacía unos  minutos. Entonces les pregunta cuál es la razón de haberlo despertado siendo tan noche. “La maldad no duerme”, le contestaron, “y usted es el único que puede combatirla con sabiduría y mucha inteligencia”.

El anciano guardabosques se extraña aun más ante aquella revelación. Cómo es posible, piensa, que él tenga esa responsabilidad tan grande. “Pero, ¿contra quién o quiénes era la lucha que debería entablar?” –les pregunta a los dos niños. “Usted sabe –le contesta uno de los niños- que los bosques guardan grandes tesoros y riquezas que son ambición de muchas personas. Pues se las quieren llevar. Pero si lo hacen, ¿dónde viviremos nosotros? Por eso es que le pedimos nos salve de la destrucción total. Queremos seguir viviendo hasta ser como usted,  grandes y sabios”.

Al escuchar aquellas palabras suplicantes, el anciano se conmueve y sus ojos reflejan pequeños destellos de impotencia ante aquella petición. Jamás en sus más de veinte años de guardabosque había enfrentado tan delicada situación. ¿Qué haría? ¿Cómo, siendo tan viejo y solo en aquellos parajes solitarios, podría vencer a esa maldad de la que hablan los pequeños moradores del bosque? Guarda silencio unos segundos y dice en tono melancólico: “Gracias por confiar en mí, pero creo que sólo no podré hacer gran cosa contra las fuerzas del mal que los amenaza. Pediré ayuda a las autoridades forestales y judiciales. Espero que puedan hacer algo por ustedes”.

Pasaron los días y la situación no cambiaba en el bosque. Aquellos llantos lastimeros se escuchaban cada vez más frecuentes todas las noches. Don Melquíades ya casi no dormía; sus ojos irritados por tantos desvelos parecían dos lagunas a punto de secarse. El llamado que hizo  a las autoridades sobre el problema del bosque no tenía eco. Nadie se había preocupado por lo que sucedía en sus entrañas, y aquel pobre guardabosque miraba pasar las horas y los días en un mar de desconsuelo. Todo lo que había construido se derrumbaba irremediablemente. Ya sin fuerzas, el pobre viejo decidió internarse en lo más profundo del bosque y terminar ahí su ya cansada vida. ¿Quién podría ayudar ahora a los pobres pequeñines? Esperamos que surja un héroe que quiera adoptarlos y luchar junto a ellos por conservar el bosque y con ello la propia vida… ¡Así sea!.

Mochicahui, Sin, México. Junio de 2005.


M.C. JESÚS RAMÓN JUÁREZ GONZÁLES. Profesor Tiempo Completo y Tutor de Comunicación

jueves, 23 de junio de 2011

DEFINIR LO INDEFINIBLE.

Dr. Leobardo Cornejo M.

Estamos en las inmediaciones del siglo XXI, y algunas personas se aferran al siglo XIX con sus posturas positivistas, como diría Foucault(1966), mientras que otros, como los posmodernos de diversos ámbitos y escenarios discuten hasta el cansancio y desde posturas opuestas, acerca de la estética de lo asimétrico, en relación a la libertad personal relacionada con los derechos humanos, tratando de encontrar la salida del laberinto sistémico, y cayendo peligrosamente en algunos callejones sin salida; y otros, en fuentes interminables de frustración, porque no le encuentran sentido a su existencia. Todo es posible en apariencia, donde todo se conecta con todo, y a veces, en esos laberintos de saberes ilusorios la salida es la inercia, o hacer más de lo mismo.

En la posmodernidad se sueña, se cree, en la muerte de las ilusiones. Se es más realista. Se corta el binomio de todas las cosas, y el pensamiento lineal se hace laberíntico. Se dispara la creatividad y la innovación, en aras de tiempos mejores, pero reales. Empieza a florecer el rizoma o la organización diferente, en donde lo que vale el la persona. No el puesto, sino su funcionalidad; no el mucho tiempo en un lugar, sino la calidad de su trabajo; no las apariencias, sino las realidades; no el horario, sino la productividad de cualquier tipo que realice un individuo o un grupo, o una institución.

Hoy por hoy, los opuestos sobreviven al mismo tiempo. Buenos y malos, cultos e ignorantes, ricos y pobres, esquematizaciones sin valor real, ya; porque ¡Quién es bueno, bueno, o blanco, blanco?¿ No seremos más bien rayados como cebras que negros, negros ? Alguien dirá que es muy subjetivo, pero ¿Qué es lo objetivo? ¿Acaso el método? Hay quien cree que tiene la medida de todas las cosas, o el método para hacer ciencia. ¡No lo creo! Es más, me atrevo a decir que no existe. Los científicos, actualmente, se han convertido en los más grandes especuladores de la ciencia, porque no resuelven nada. Pero, en la ciencia hay muchos métodos, hay muchas sistematizaciones, para llegar a descubrir algo nuevo. Para innovar. No hay una receta de cocina académica para lograrlo. Sí, hay algunos acercamientos más certeros que otros.

Una manera de enseñar en la fábrica de la conciencia colectiva, llamada ahora Universidad, es por medio de las competencias. Es decir, una serie de trabajillos, para buscar el conocimiento y sus representaciones. Lo interesante sería, plantear problemas reales de investigación y solucionarlos, en base a las diversas asignaturas del trimestre, semestre, u otro. En fin, seguiremos haciendo ficción de la ciencia, y conocimiento virtualizado que no me lleva a ningún cambio real, del tan mencionado cambio. Lo efímero y problemático es que los protagonistas de la alternancia, sean ultraconservadores, y se conviertan en sus principales enemigos.

Vivamos pues, en los imaginarios mitológicos de nuestra contemporaneidad, y hagamos palo encebado para que suba el mejor escalador, experto en positivismo lógico, metodología ; así, como en
vuelos elípticos sin protección, ni red. Algo cierto para seguir espantando el cambio de cualquier tipo.

BIBLIOGRAFÍA:
1. ESTO NO ES UNA PIPA.
Foucault Michael.
Buenos Aires. Anagrama. Col.Argumentos. 1966. 91 págs..
2. GUILLES DELUZE PARA PRINCIPIANTES.
Florencia Abate y Pablo Baez.
Argentina. Ed. Era Naciente, 2001. 90 págs.

miércoles, 15 de junio de 2011

La Comunicación Educativa y la vida cotidiana docente

Por: M.C.  Javier Gil Ornelas

Los cambios vertiginosos del siglo XXI están rompiendo con los paradigmas pedagógicos y didácticos. Las estructuras sociales dinamitan los esquemas de la enseñanza-aprendizaje de los que llevan la praxis docente. Si bien la acumulación de las teorías y metodologías son base para el desarrollo del magisterio, éstas ya no responden a los requerimientos del entorno socio económico y cultural; las viejas practicas son eso; anquilosadas e improductivas, por lo tanto se necesitan nuevos constructos para hacer el andamiaje teórico-practico de la nueva realidad educativa.

La efectividad del acto académico es cada vez más cuestionado; a pesar de ser una cuestión central del proceso educativo, en la perspectiva de una modernidad instrumental y critica de costo-beneficio no ha dado los resultados esperados. Las frías estadísticas de las organizaciones mundiales que cualifican a la educación consideran a la nuestra con bajos niveles de calidad.

Pero es la cotidianidad del quehacer académico el que dice “Algo anda mal”. Los distractores y distorsionadores, plasmados en barreras del proceso de comunicación educativa son evidentes. Entre los más importantes están los siguientes:

-Falta de interés en la mayoría de los estudiantes en el acto de comunicación educativa, su atención está en el grupo, que se forma dentro del grupo en clase, “parloteando” sin ton ni son sobre aspectos que no son el tema de clase, llegando al paroxismo de elevar tanto su fonética que se convierten en barreras físicas, no permitiendo a una minoría oír la temática, creando un clima de crispación y desvanecimiento del conocimiento emitido.

-A pesar de prohibir los celulares para no irrumpir el proceso educativo, se hace caso omiso. Algunos alumnos son tan adictos que alienados machacan con sus dedos las teclas en forma obsesiva, aislándose de su contexto de aprendizaje, y cuando se les pregunta sobre el tema, simplemente contestan: “No sé” y/o “No estaba poniendo atención”. E inmediatamente vuelven a la carga compulsiva de seguir con su tecleo.

-Tratando de hacer dinámica e interesante la clase, se plantean problemas de realidad social, y lo de siempre, una minoría participante y los demás actúan con un mutismo escalofriante de ausencia de capital cultural básico, como si su paso por toda la pirámide escolar hubiera pasado inadvertida. Y al pedir referencia de materias ya cursadas responden con expresiones ya gastadas: “Profe, eso no lo vimos”, y la clásica “El maestro que nos la impartió, no nos enseño”. Entre excusas y pretextos, hay que volver a repetir lo que se supone ya se aprendió. Pero todavía mas pernicioso es cuando se molestan porque se les pregunta, como si fuera una confrontación personal.

Lo que llena de pleno desencanto es cuando se pregunta “¿Se explicó bien? y se oye el canto generalizado “!Siiiiiiiiiiiii!”, “¿No hay dudas?” “¡Noooo!”. Al retomar el tema, con una amnesia supina muy pocos contestan, los demás ni leyeron, repasaron, ni comprendieron; se convierten en una estructura mental ausente.

Es allí donde la frustración, recorre el sistema nervioso, y se vienen las crisis identitarias de pertenencia al gremio magisterial, las dudas inundan el ser existencial: ¿Qué se hace aquí, se es incapaz de conseguir su atención? ¿Tan inepto se es que no se logra la enseñanza de los conocimientos? ¿Los modelos de comunicación educativa son obsoletos y desfasados de la realidad? ¿Estas nuevas generaciones responden a nuevas necesidades educativas y del entorno social que no se logran comprender?

Como cascada, las interrogantes se agolpan en la cabeza y, en un soliloquio de preguntas y respuestas, el sentido común dice que los tiempos están cambiando, que los enfoques filosóficos epistemológicos, teóricos y metodológicos le tienen sin cuidado a esta generación, que no le ven una utilidad ni aplicación a su realidad inmediata.

En una pequeña investigación de campo, al interrogar a los alumnos, sobre sus necesidades intelectuales, emocionales y éticas, encontramos una ausencia de requerimientos de metas y objetivos que conlleven a niveles de una racionalidad que irradie una configuración simbólica de un proyecto de vida superior a lo establecido. Se denota una idolatría a la cultura de masas de la industria del entretenimiento, marcada por la banalización hedonista, torpe y efímera, donde la alta cultura artística de la literatura, artes plásticas, teatro y cine de contenido reflexivo y crítico brilla por su ausencia. Las utopías de justicia, igualdad y fraternidad son impensables, tan solo un pragmatismo y utilitarismo “light” alumbra su vida.

El modelo de competencias reivindica el trabajo colectivo de los alumnos para construir la reproducción de los conocimientos de textos desfasados elaborados por autores del primer mundo, ya que la producción de libros aplicados a nuestra realidad son escasos. La intencionalidad del paradigma es imbuir el espíritu de trabajo en equipo, pero que no aterrizan desde nuestra perspectiva, por las siguientes condicionantes:

a) El individualismo de la ley del menor esfuerzo; donde los integrantes del colectivo siempre dejan a uno o dos que hagan el trabajo para luego dividírselo en pedacitos sin tomar el todo temático para su análisis, para ser leídos textualmente sin explicación, ni comprensión alguna.

b) El “Producto colectivo” resulta salir de un Copy-paste generalmente conseguido vía Google (Algunos son tan descuidados que olvidan quitarles el nombre de la pagina), y no pocas veces surge el conflicto interno del “colectivo” porque el “talachero” no quiere poner a los que no participaron, pero parasitariamente desean estar incluidos, surgiendo el chantaje sentimental, calificando al matado como “mal amigo”, etc.

Es indudable también, que los maestros tenemos nuestra cuota de responsabilidad; unos se actualizan y capacitan para entrar a la carrera de la meritocracia, con un criterio eminentemente economicista; otros para huir de las “trincheras del saber” (dar clases) van pasando de comisión en comisión, y al volver a dar la cátedra, están tan
enmohecidos en la pedagogía y didáctica que prácticamente están “desencanchados” para realizar de la manera efectiva el acto docente.

El modelo de la productividad está burocratizado, y se espera que el trafico de influencias, amiguismo, patrimonialismo, etc. Sea parte de un pasado ominoso y que el criterio fundamental sea la creación del conocimiento reflejado en obras que sirvan a la cultura material y espiritual de la sociedad Sinaloense, para lo cual, cada maestro participe en esta sinergia heurística para ser recompensado con incentivos de recategorización salarial.

Grandes son los retos para la solución de la problemática actual, que sin dudarlo, es holística, hacia un cambio de la esencia pura, que es el núcleo central del proceso de comunicación educativa-enseñanza//aprendizaje-. El conformar la logística de la infraestructura es importante, pero igual o mas preponderante es la transformación del acto productivo del conocimiento científico y tecnológico. Ello requiere mas inversión y voluntad política para proyectar el futuro de la educación nacional.

Pero no son con medidas declarativas y la elaboración de una imago virtual, sino con una conciencia reflexiva realizadora de la democratización del quehacer universitario en todos los niveles, lo que permitirá sacudirse las inercias perniciosas y perversas para ir eliminando todas las camisas de fuerza que sirven para encarcelar la voluntad de cambio.

M.C. Javier Gil Ornelas

miércoles, 1 de junio de 2011