Por: M.C. Javier Gil Ornelas
La efectividad del acto académico es cada vez más cuestionado; a pesar de ser una cuestión central del proceso educativo, en la perspectiva de una modernidad instrumental y critica de costo-beneficio no ha dado los resultados esperados. Las frías estadísticas de las organizaciones mundiales que cualifican a la educación consideran a la nuestra con bajos niveles de calidad.
Pero es la cotidianidad del quehacer académico el que dice “Algo anda mal”. Los distractores y distorsionadores, plasmados en barreras del proceso de comunicación educativa son evidentes. Entre los más importantes están los siguientes:
-Falta de interés en la mayoría de los estudiantes en el acto de comunicación educativa, su atención está en el grupo, que se forma dentro del grupo en clase, “parloteando” sin ton ni son sobre aspectos que no son el tema de clase, llegando al paroxismo de elevar tanto su fonética que se convierten en barreras físicas, no permitiendo a una minoría oír la temática, creando un clima de crispación y desvanecimiento del conocimiento emitido.
-A pesar de prohibir los celulares para no irrumpir el proceso educativo, se hace caso omiso. Algunos alumnos son tan adictos que alienados machacan con sus dedos las teclas en forma obsesiva, aislándose de su contexto de aprendizaje, y cuando se les pregunta sobre el tema, simplemente contestan: “No sé” y/o “No estaba poniendo atención”. E inmediatamente vuelven a la carga compulsiva de seguir con su tecleo.
-Tratando de hacer dinámica e interesante la clase, se plantean problemas de realidad social, y lo de siempre, una minoría participante y los demás actúan con un mutismo escalofriante de ausencia de capital cultural básico, como si su paso por toda la pirámide escolar hubiera pasado inadvertida. Y al pedir referencia de materias ya cursadas responden con expresiones ya gastadas: “Profe, eso no lo vimos”, y la clásica “El maestro que nos la impartió, no nos enseño”. Entre excusas y pretextos, hay que volver a repetir lo que se supone ya se aprendió. Pero todavía mas pernicioso es cuando se molestan porque se les pregunta, como si fuera una confrontación personal.
Lo que llena de pleno desencanto es cuando se pregunta “¿Se explicó bien? y se oye el canto generalizado “!Siiiiiiiiiiiii!”, “¿No hay dudas?” “¡Noooo!”. Al retomar el tema, con una amnesia supina muy pocos contestan, los demás ni leyeron, repasaron, ni comprendieron; se convierten en una estructura mental ausente.
Es allí donde la frustración, recorre el sistema nervioso, y se vienen las crisis identitarias de pertenencia al gremio magisterial, las dudas inundan el ser existencial: ¿Qué se hace aquí, se es incapaz de conseguir su atención? ¿Tan inepto se es que no se logra la enseñanza de los conocimientos? ¿Los modelos de comunicación educativa son obsoletos y desfasados de la realidad? ¿Estas nuevas generaciones responden a nuevas necesidades educativas y del entorno social que no se logran comprender?
Como cascada, las interrogantes se agolpan en la cabeza y, en un soliloquio de preguntas y respuestas, el sentido común dice que los tiempos están cambiando, que los enfoques filosóficos epistemológicos, teóricos y metodológicos le tienen sin cuidado a esta generación, que no le ven una utilidad ni aplicación a su realidad inmediata.
En una pequeña investigación de campo, al interrogar a los alumnos, sobre sus necesidades intelectuales, emocionales y éticas, encontramos una ausencia de requerimientos de metas y objetivos que conlleven a niveles de una racionalidad que irradie una configuración simbólica de un proyecto de vida superior a lo establecido. Se denota una idolatría a la cultura de masas de la industria del entretenimiento, marcada por la banalización hedonista, torpe y efímera, donde la alta cultura artística de la literatura, artes plásticas, teatro y cine de contenido reflexivo y crítico brilla por su ausencia. Las utopías de justicia, igualdad y fraternidad son impensables, tan solo un pragmatismo y utilitarismo “light” alumbra su vida.
El modelo de competencias reivindica el trabajo colectivo de los alumnos para construir la reproducción de los conocimientos de textos desfasados elaborados por autores del primer mundo, ya que la producción de libros aplicados a nuestra realidad son escasos. La intencionalidad del paradigma es imbuir el espíritu de trabajo en equipo, pero que no aterrizan desde nuestra perspectiva, por las siguientes condicionantes:
a) El individualismo de la ley del menor esfuerzo; donde los integrantes del colectivo siempre dejan a uno o dos que hagan el trabajo para luego dividírselo en pedacitos sin tomar el todo temático para su análisis, para ser leídos textualmente sin explicación, ni comprensión alguna.
b) El “Producto colectivo” resulta salir de un Copy-paste generalmente conseguido vía Google (Algunos son tan descuidados que olvidan quitarles el nombre de la pagina), y no pocas veces surge el conflicto interno del “colectivo” porque el “talachero” no quiere poner a los que no participaron, pero parasitariamente desean estar incluidos, surgiendo el chantaje sentimental, calificando al matado como “mal amigo”, etc.
Es indudable también, que los maestros tenemos nuestra cuota de responsabilidad; unos se actualizan y capacitan para entrar a la carrera de la meritocracia, con un criterio eminentemente economicista; otros para huir de las “trincheras del saber” (dar clases) van pasando de comisión en comisión, y al volver a dar la cátedra, están tan
enmohecidos en la pedagogía y didáctica que prácticamente están “desencanchados” para realizar de la manera efectiva el acto docente.
El modelo de la productividad está burocratizado, y se espera que el trafico de influencias, amiguismo, patrimonialismo, etc. Sea parte de un pasado ominoso y que el criterio fundamental sea la creación del conocimiento reflejado en obras que sirvan a la cultura material y espiritual de la sociedad Sinaloense, para lo cual, cada maestro participe en esta sinergia heurística para ser recompensado con incentivos de recategorización salarial.
Grandes son los retos para la solución de la problemática actual, que sin dudarlo, es holística, hacia un cambio de la esencia pura, que es el núcleo central del proceso de comunicación educativa-enseñanza//aprendizaje-. El conformar la logística de la infraestructura es importante, pero igual o mas preponderante es la transformación del acto productivo del conocimiento científico y tecnológico. Ello requiere mas inversión y voluntad política para proyectar el futuro de la educación nacional.
Pero no son con medidas declarativas y la elaboración de una imago virtual, sino con una conciencia reflexiva realizadora de la democratización del quehacer universitario en todos los niveles, lo que permitirá sacudirse las inercias perniciosas y perversas para ir eliminando todas las camisas de fuerza que sirven para encarcelar la voluntad de cambio.
M.C. Javier Gil Ornelas
Bien por su artículo,maestro Gil Ornelas, que enmarca en muchos aspectos la decadencia de la educación en México. ¡¡A D E L A N T E !!
ResponderEliminarReciba un saludo. Mtra. Dolores Ceceña
La decadencia de la educación y la ritualización del hommo webs deben considerarse dentro del marco general que el capitalismo está construyendo-deconstruyendo para eliminar las barreras de contención para la reproducción de un proceso de explotación irracional, pero instrumental, de la fuerza de trabajo. La negación de la condición humana explícita en el canibalismo del ser humano, en la práctica del laissez-faire y al individualismo lascerante que permea la práctica humana.
ResponderEliminarAsí, en la educación esa decadencia se expresa en la cada vez más marcada ausencia del educando en el proceso de enseñanza aprendizaje, pero haciendose presente a la hora de la calificación final.
Buen artículo, pertinente para el momento histórico de la región y del país en su conjunto.
Habría entonces que analizar el discurso no sólo de de lo que se observa dentro del comportamiento de los estudiantes, ya que no únicamente lo que se dice, dice, lo que se oculta o no se comunica es una forma interesante del mismo fenómeno. Considero que este estudio se cae en lo simplista de lo comunicativo, una por sus atributos epistémicos que consideran a la comunicación como un simple hecho de desinterés colectivo, cuando más bien es la orientación de una sociedad mercantilizada e inserta en el modelo capitalista, por otra parte un estudio de validez tendría que dar cuenta de un fenómeno social desde la triangulación de diversas fuentes, que es ahí donde ubico la mayor debilidad del mismo, porque si bien la observación es fundamental incluso para los estudios etnográficos, requiere de sustento metodológico y no sólo del sentido común que es de lo cual se encuentra lleno este texto.
ResponderEliminarSaludos.
Me parece adecuada y oportuna la temática. El sistema educativo en nuestro país ha estado en un gran atraso. Hoy más que nunca se ven los resultados de la falta de aplicación de recursos económicos aplicados a la educación, de capación sólida de maestros, así como un gobierno que no desea que las nuevas generaciones sean pensantes, analíticas y reflexivas. Indudablemente es una triangulación base la que se requiere para establecer nuevos paradigmas en el quehacer educativo: Gobierno, alumnos y profesores. Ante el inequívoco fallo de las tres áreas ya mencionadas, la simulación es lo que se desarrolla como resultado de ello. Los tiempos cambian y con ello ha de ser transformada la pedagogía a nivel nacional. La competitividad educacional se ha circuscrito en el marco de la privatización y hacia allá está encaminada la visión y objetivo de quienes tienen ingerencia directa en las decisiones educativas en México. México requiere un programa educativo sustentable que responda a los tiempos actuales, a las necesidades y demandas de una juventud que adolece de desafíos que le lleven a tomar consciencia de su tarea estudiantil. Nuevos paradigmas, recursos reales y apertura de espacios laborales para las nuevas generaciones de profesionistas marcarán la diferencia ante un sistema educativo inoperante. Felicidades Prof. Javier Gil Ornelas por su atinado artículo. Saludos.
ResponderEliminarMuy atinado y oportuno artículo. Hoy más que nunca la educación en México está en crisis. El gobierno no ha destinado dentro del presupuesto del erario de la nación un recurso que en verdad sea sustentable y tenga como fin elevar la calidad educativa. No existe como bien se puntualiza en este documento una voluntad política para que el sistema avance en verdad. Este es el un problema multifactorial. Los programas educacionales no responden a los desafíos del siglo XXI. Hemos de tomar en cuenta que es un aspecto de corresponsabilidad en las cuales participan tres vertientes fundamentales: El gobierno, el estudiante y los profesores. Se exige al docente calidad de enseñanza pero no se adecúan las condiciones para que se desarrolle una pedagogía de tecnología y excelencia con equipos e instalaciones físicas inoperantes. Se solicita al estudiantado un sentido de responsabilidad académica cuando los programas metodológicos educativos no desafían al alumno a pensar. Obviamente a nuestro gobierno no le interesa que se gradúen profesionistas con un sentido crítico, analítico y de propuestas en pro de un mejoramiento de calidad de vida como nación y desarrollo profesional óptimo. Se sigue en un empantanamiento de políticas mezquinas y enquisoladas de estructuras de muerte, en donde todo apunta de manera por demás clara hacia la privatización en la educación. Resulta por demás decir que la educación es un negocio en donde la clase burguesa y empresarial es la beneficiada. Felicidades Profesor. Javier Gil Ornelas.
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